Cuando todos jugaban al pato o a la pelota vasca, él se lanzaba a las pistas para correr las primeras carreras automovilísticas en el Hipódromo Argentino y emprendía el primer viaje en globo para atravesar el Río de la Plata hasta llegar a Colonia. A principios del siglo XX, cuando sus contemporáneos se embarcaban en largas travesías a Europa, él también lo hacía. Pero, además, se aventuraba tierra adentro de nuestro país, al que recorrió de punta a punta, llegando a sitios todavía inexplorados, dejando siempre su aporte. Destacado entre los hombres de su generación, Aarón de Anchorena fue también un dandy, aunque lo que lo definió fueron sus características como deportista, explorador, pionero y, básicamente, amante de la naturaleza, a la que se abrazó durante toda su existencia.